PALACIO DRACHENBURG Y CASTILLO DRACHENFELS - INTERIOR

El Palacio es impresionante, uno de los más bonitos que he visto, tanto por fuera como por dentro. Los suntuosos salones, aposentos privados, espléndidas vidrieras, biblioteca, sala de conferencias, cuidadosamente restaurados en 1995-2011 te trasladan a finales del XIX sumergiéndote en aquel mundo. 

Además de las impresionantes vistas que se tiene de todo el valle desde cada sala del palacio, puedes apreciar también los lienzos de artistas de la Escuela de Múnich como Frank Kichbach o Ferdinan Wagner el joven.

Pasear por los cuidados jardines o subir al enorme torreón hacen que te sientas parte de aquel escenario y contemples maravillado la belleza de aquel paisaje.

 Una vez disfrutamos de cada rincón del Palacio Drachenburg nos dirigimos caminando hacia arriba, hacia el Castillo. Allí acaba el funicular y en la cima de la montaña se encuentran las ruinas del antiguo castillo, Drachenfels. La verdad que al llegar allí nos faltaba el aliento porque las cuestas son  muy pronunciadas. Era el momento de descansar y comer contemplando todo el valle del Rin. 

El castillo de Drachenfels (Roca de dragón) data del siglo XII y se encuentra rodeado por las Siebengebirge (siete colinas). Aquí es donde nace la leyenda la historia de los Nibelungos, pequeños enanos que vivían bajo la tierra y de Sígfrido, el  héroe de la mitología germana conocido por ser el protagonista del poema épico “El Cantar de los Nibelungos”. Este derrotó al enorme dragón que vivía en este monte y era invulnerable tras haber sido bañado con sangre de dragón, salvo en una pequeña parte de su espalda donde se había depositado una hoja de tilo y la sangre no tocó su piel lo que fue aprovechado por Hagel quién descubre que el héroe no es inmortal.

Hasta aquí la excursión por el valle del Rín. Espero que os guste, contarme vuestra experiencia si decidís hacer una excursión hasta allí. ¿No os perdáis el último día en Colonia!